En el proceso de comunicación,
Berlo establece que la recompensa es el elemento esencial de la efectividad de
la comunicación; ya que según él, las personas o grupos no responden a menos
que esperen que sus respuestas sean recompensadas, partiendo de esta premisa,
la comunicación se lleva a cabo tomando en cuenta una posible recompensa para
el receptor.
El mensaje puede codificarse y
enviarse repetidamente hasta que la fuente identifique que ha provocado la
respuesta deseada en el receptor y que su respuesta ha sido recompensada. Este
proceso de retroalimentación implica la interacción empática de la fuente y el
receptor. La fuente predice o supone basado en ciertas conductas.
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